Ha pasado tiempo desde que el virus apareció en nuestras vidas, hemos pasado varios meses resguardados en nuestras casas, apenas con actividad, centrados en protegernos unos a otros haciendo, casi casi, lo único que podíamos hacer.
Por fin ahora, poco a poco, estamos mejor, las famosas curvas se han aplanado y vamos viendo algo de luz, de esa normalidad que tanto deseamos todos.
Por ello, es un momento excelente para acercarte a tus clientes, para hacerles ver que te importan y que sigues ahí. Es un momento excelente para interesarte por ellos, más allá de si le vas a vender o si no, es un momento excelente para que trasmitas también a tu equipo que crees en ellos, que el futuro será mejor y que cuentas con ellos, es un momento excelente para desarrollar esas habilidades que a buen seguro tendremos que poner todos en práctica pronto.
Es un excelente momento para hacer bien las cosas.
Si en estos momentos, recibes un correo electrónico o mejor aún, una llamada de teléfono, por ejemplo del hotel en el que estuviste de vacaciones el verano pasado con tu familia, o de tu clínica dental, o del proveedor de consumibles de tu empresa… en la que simplemente se interesan por cómo estás, te preguntan qué tal te encuentras y cómo has pasado estos meses y te desean que estés bien tú y los tuyos, ¿no te hará sentir bien?, ¿no sentirás una cierta conexión con él?, en una situación como la que todos hemos vivido, y que aún seguimos viviendo, y por la que estamos sujetos a más tensiones y preocupaciones de lo normal, sentir la proximidad de los demás es bueno, y los clientes lo valorarán si eres honesto con ellos.
Plantéate una buena estrategia de reconquista de tus clientes (tanto externos, como también internos), piensa en ellos, pregúntales qué tal están, ayúdales a superar sus miedos, ponte a su disposición, y seguro que ellos lo valorarán, es momento de pensar más allá de la facturación y pensar también en las personas.