El día 12 de mayo ha entrado en vigor la normativa que obliga a la gran mayoría de empresas y trabajadores a llevar un estricto control de la jornada de trabajo. La motivación de esta normativa es, según se indica desde el gobierno, evitar abusos por parte de las empresas a los trabajadores en cuanto a la realización de horas extras y evitar la estafa de tener trabajadores contratados a jornada inferior a la completa, pero eso sí trabajando 40 horas semanales. Hay también quien piensa que esto tiene que ver con aumentar los ingresos por cotización de esas horas extras, pero ese es otro tema.
Esta normativa tiene mucho que ver con la Gestión del tiempo, que es una formación que con bastante éxito impartimos en SDS training. Una de las dinámicas que realizamos en esa formación consiste en descubrir por medio de una Excel, cuántas horas dentro del horario de trabajo se escapan a los trabajadores en cuestiones como, tomar café, charlar con compañeros, fumar en la puerta, leer prensa digital, entrar en redes sociales personales o ver el WhatsApp…el resultado suele ser llamativo. La media está entre las 35 y las 40 jornadas al año…aun dividiendo esto por la mitad nos siguen quedando aproximadamente 17 jornadas completas, unas 135 horas que se esfuman en nada productivo.
¿Con esto que queremos decir?, en el siglo XXI el presencialismo en el trabajo parecía haber quedado superado por la idea de productividad. Evidentemente no es lo mismo un trabajo de alguien que entra en una envasadora de anchoas y desde las 7 hasta las 15 horas está sentado en su puesto trabajando, sin apenas distracciones, con los dos o tres descansos correspondientes, que el trabajo de un comercial que se organiza su agenda de visitas, sus reuniones, sus viajes, hace su planificación y su elaboración de reportes, etc. de manera flexible y en gran medida en función de los horarios de sus clientes.
La confianza entre empresa y trabajador debe ser lo que prime en la relación laboral. No sería bueno que ahora se genere ni una reacción por parte de la empresa que vigile a los trabajadores si entran en su Instagram 5 minutos o les prohíbe hablar entre ellos, ni que el trabajador que ha salido 20 minutos más tarde de su horario exija de manera taxativa el pago de esas horas extra o la compensación en tiempo de ese retraso en la salida.
Es por eso que en este momento creemos aún más en la necesidad de dotar a los trabajadores de mejores herramientas de gestión de su tiempo, orientadas a mejorar la planificación de tareas, la priorización en la decisión de a qué aplica su tiempo de trabajo, controlar los ladrones del tiempo, y adquirir las mejores prácticas posibles eliminando (o al menos disminuyendo) esos vicios que provocan pérdidas de tiempo exageradas.
No debería ser normal que en España sea costumbre salir una hora más tarde del trabajo, y tampoco debería serlo que nuestra productividad sea siempre menor que la de la mayoría de nuestros países vecinos. Aprendamos a gestionar nuestro tiempo de trabajo de manera más eficiente y ganaremos todos.
¿Has pensado ya en cuándo formarte en gestión del tiempo?