Uno de los principales miedos que la mayoría de personas tienen a la hora de hablar en público es el de no llegar a quienes se dirigen. Es decir, ser un orador del montón.
Aunque si lo miramos desde el punto de vista inicial de algunos de los alumnos que hemos tenido casi es hasta algo positivo, porque según sus pensamientos previos, si no te hacen mucho caso mejor, así pasas desapercibido, se acaba rápido y te olvidas del problema.
Desde luego este no sería nuestro consejo, más bien es nuestro reto lograr que cualquier persona que tenga que hacer alguna exposición en público lo haga desde la búsqueda del éxito, con el objetivo de alcanzar el mayor impacto posible en la audiencia, conseguir que sus sentidos y sus ojos se claven en el orador y presten toda su atención, no pasando desapercibido ningún gesto, ninguna palabra y ningún sentido último de lo que transmitimos.
¿Qué puedo hacer para lograr captar y mantener la atención del público?
1º Sentir seguridad completa. Es muy difícil que, si sientes nervios descontrolados, llegues al público. Un gesto que habitualmente repetimos en las formaciones es el de dar dos pisotones en el suelo marcando que es nuestro territorio.
Estos pisotones pretenden transmitir a nuestro inconsciente que estamos seguros, que el suelo es nuestro, que lo que allí pase será porque nosotros queramos. Casi como estar en el salón de nuestra casa, cómodos y seguros. Prueba a hacerlo la próxima vez antes de empezar y piensa, “es mi sitio”.
2º En la fase de preparación previa a la exposición hay que tener en un par de detalles.
Adelantar posibles preguntas. Y decidir si las contestamos o si las dejamos en el aíre para que nos las hagan, así como por supuesto preparar una respuesta redonda.
Conjugar el contexto en que vamos a hablar y el público que tendré delante para poder adelantar lo que vamos a ver a continuación. No todo el mundo es igual, no es lo mismo hablar ante un comité de dirección en la reunión anual de resultados de la empresa, que ante los compañeros en la cena de Navidad. Tanto mi estilo, como las técnicas de comunicación que usaremos serán sensiblemente diferentes.
3º El comienzo. Debemos tener en cuenta que, la mayoría de personas se hace una idea de quién tiene delante y deciden si les interesa o no algo en los primeros segundos de interacción.
Por ello en el comienzo de nuestra exposición nos jugamos un altísimo porcentaje del éxito de nuestro speech, (en el cierre nos jugaremos otra gran parte, pero es otro tema).
Podemos elegir empezar con una broma, una anécdota personal, una pequeña historia inventada, una pregunta retórica, una pregunta abierta, una pregunta cerrada, un agradecimiento, una confesión, etc. hay muchas opciones. Pero sea cual sea la que elijamos, nunca lo debemos dejar al azar de la improvisación, eso queda para los monologuistas (que por otra parte tampoco lo dejan a la improvisación), nuestro trabajo es ensayar, practicar, pulir, pensar y dominar lo que vayamos a decir.
Dediquémosle el tiempo que merece a este comienzo. Además, la curva de nervios es más alta al principio, así que cuanto menos dejemos a la incertidumbre mejor.
Procuremos ser creativos y valientes, dentro del sentido común sabiendo y teniendo en cuenta el contexto y mi rol en él para no salirnos demasiado de una cierta coherencia.
4º Apliquemos técnicas adecuadas de comunicación no verbal y paraverbal. Bajo la idea de proyectar naturalidad (recuerdo que estamos en el siglo XXI, no es la Cámara de los Lores en 1756) vamos a explotar al máximo las posibilidades que nos ofrecen las manos, la posición, las expresiones faciales, las miradas, el movimiento, la velocidad del habla, el volumen de la voz, la entonación, las pausas.
Si me tuviera que quedar con dominar solamente 2 cualidades del cuerpo para comunicar y 2 de la voz, sin duda diría la mirada y la expresión facial y la velocidad/silencios y el volumen.
Nuestra tarea será durante toda la exposición poner en juego la mayor cantidad de estas habilidades técnicas para que nuestro sufrido público no se distraiga ni aburra y le ayudemos a entender el verdadero sentido de lo que estamos transmitiendo.
El truco es sencillo. Hagamos variaciones, por ejemplo, prueba a cambiar el volumen incluso al azar mientras estés haciendo tu próxima exposición en público, empieza con un volumen medio, luego en 30 o 40 segundos asciende y en otros 30 o 40 segundos bájalo, verás como todo el público mantiene su atención, es tan simple como que no te convertirás en un sonido constante sino cambiante y por tanto llama la atención.
Con todas las técnicas de comunicación buscamos algo tan sencillo como transmitir pasión por lo que decimos.
5º Aplica el sentido del humor. Ya sé que no siempre se puede, estoy seguro de que hay muchas razones para no aplicar el sentido del humor en tal o cual situación, pero lo cierto es que las personas que lo aplican alcanzan mejores resultados de impacto que las personas que no lo aplican. Tú mismo.
Mi consejo es que, sin querer ser cómicos, debemos esforzarnos por hacer que sea más divertido escucharnos, si quieres más entretenido, y, qué duda cabe de que a la gran mayoría de seres humanos les gusta sonreír o directamente reírse.
Piensa alguna broma, algún comentario simpático, aprende a reírte de ti mismo, etc. Lo que sea que tu personalidad te lo permita y estés cómodo y si no lo encuentras, como decía aquel antiguo anuncio, búscalo porque te ayudará mucho.
6º Sal del monólogo y busca diálogo. También sé que no siempre se puede interactuar realmente con el público que nos escucha. Aunque por mi experiencia sé que se puede hacer más veces de las que se hace, solo hace falta estar predispuesto a ello.
Para aquellos casos en que realmente no es posible, recomiendo el uso de preguntas retóricas, en las que incluso dirigiéndonos a alguien concreto del público, hacemos una pregunta y la lanzamos al aíre sin esperar respuesta, esto hace que se mantengan más atentos y con sensación de que les toca más de cerca.
Pero evidentemente lo idea es sí poder interactuar positiva y activamente con el público, en ese caso, muestra atención, interés y respeto por ellos. Estarás haciendo que tu charla sea su charla y por tanto sientan mayor interés.
Por último, fomenta que te hagan preguntas, es seguro que algo se quedará en el tintero, o que a alguien le surgirá una duda, o que quiera saber más, pues eso es maravilloso porque significará que has triunfado con tu exposición.
Como siempre decimos en SDS training en las formaciones de Hablar en público o Presentaciones eficaces, lo importante es sentir seguridad y disfrutar con lo que se está haciendo, de esa forma podremos transmitir pasión y el público sentirá lo mismo.
¿Te atreves a poner en práctica todos estos consejos?