Empezamos la recta final del año y me temo que a más de uno le puede pasar lo que le pasó al “asno de Buridán”, (sin ningún ánimo de llamar asno a nadie, por supuesto). Esta paradoja nos muestra el triste desenlace de un asno que ante dos montones de paja iguales, no supo cuál comer primero y murió de hambre.
Como tantas enseñanzas de la filosofía y la escolástica, lo podemos aplicar a nuestra vida diaria. ¿Será que tomar decisiones es muy complicado?, está bien que pensemos, evaluemos riesgos, reflexionemos, etc. etc. pero ¿no será también una excusa para no ejecutar acciones?
En la formación de gestión del tiempo, proponemos a nuestros participantes que eviten la procrastinación, es decir esa actitud tan humana de dejar para más tarde tareas, proyectos, acciones, etc. que en realidad sabemos que tenemos que afrontar. Hay muchas personas que tienen esta mala costumbre y que tiene en muchas ocasiones (aunque no solo y no todas) como razón de ser el miedo al acierto o error en la toma de decisiones.
Estamos empezando el último cuatrimestre del año, hemos vuelto con las baterías cargadas y afrontamos esa parte del año que puede hacer que sea un excelente ejercicio, o al menos no sea malo, tenemos tiempo suficiente para acometer esas tareas pendientes que por unas razones o por otras, no hemos hecho en los primeros 9 meses del año.
Una de ellas, y lo sé porque hablo con muchas empresas cada día, es ¿hacemos o no hacemos la formación que sabemos que tenemos que hacer?
El consejo (y de verdad que no es por intereses propios) hazla. Haz ya esa formación que te va a permitir y a ti o a tu colaboradores, tener mejores resultados, que te va a permitir ser más eficiente, más productivo, más rentable, más rápido, más competitivo…quizá mañana la puedas hacer también pero claro igual te puede pasar entre tanto como a aquel asno que murió sin comer.
Puede ser formación en idiomas, en ofimática, en habilidades directivas, en big data, en alguna tecnología nueva, o en cómo vender más, la cuestión es que cada día que pasa sin que los trabajadores (independientemente del nivel de que se trate) estén más y mejor cualificados para su trabajo pierden oportunidades y se les acaba el tiempo.
¿Qué montón de paja elegirás?