Un amigo me comentaba que había leído una cosa muy interesante sobre aprendizaje, se refería a la pirámide de Cody Blair, básicamente es un estudio de este investigador estadounidense hecho durante 18 años con el objetivo de comprender cómo aprenden las personas y cómo retienen información.
Resumiendo mucho su conclusión es que, al escuchar a otra persona nos queda un recuerdo pasadas 24 horas del 5% del contenido, si en lugar de escuchar, leemos, el recuerdo aumenta al 10%, alcanzamos el 20% del recuerdo cuando se utilizan elementos audiovisuales en la trasmisión de la información. Si el método utilizado de aprendizaje es la demostración el porcentaje aumenta al 30%.
A partir de aquí entra la participación del receptor y se alcanza el 50% cuando se argumenta, se discute y se conversa, o al 75% cuando se hace práctico el aprendizaje y se implementa lo teórico con su aplicación práctica y por último se alcanza un 90% cuando es el propio aprendiz el que haciendo suyas las explicaciones lo trasmite a otros.
Curiosamente 2.500 años antes un filósofo chino al que todos conocemos, Confucio, ya había dicho algo que resume todo el trabajo de Cody Blair, “me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí”.
En SDS training siempre hemos basado nuestra metodología (ya sea en formaciones presenciales en sala, como online por videoconferencia) en el aprendizaje verdaderamente práctico, en el que el formador es solo una parte del proceso de aprendizaje y el participante debe ser receptor activo y participativo de los contenidos a desarrollar.
Esta semana que he impartido varias formaciones he vuelto a comprobar que solo por decir algo, por muy bien que lo diga y por mucho que lo repita, no cala realmente, es necesario, explicar, replicar, discutir, persuadir, pedir que te expliquen y aclaren sus puntos de vista, hacer razonar, poner en contexto real de lo que se está hablando, y solo así, lograrás que el participante incorpore los conocimientos o habilidades que necesitas incorpore.
Una de las frases con las que empiezo cualquier formación es, “confiad en lo que os decimos, pero también criticad lo que oís” sin esa actitud de “esto que dice parece cierto, pero tengo que convencerme realmente de que lo sea y para llegar a ponerlo en práctica tengo que creerlo de verdad”, mucho de lo que se explica o trasmite quedará en el oscuro y triste baúl de los recuerdos…olvidados.
Un formador de SDS se caracteriza por esforzarse por comunicar bien de manera impactante, por enfocar la formación lo más específicamente a cada participante, por entender sus puntos de partida y opiniones, saber las situaciones reales en las que se desempeñan los asistentes, pero sin la participación de esa persona que tiene delante, sin sus preguntas, sus explicaciones, sus dudas, sus negatividades, etc. no estaríamos ayudando a nadie a mejorar, crecer, desarrollarse o aprender.
Si quieres comprobar cómo trabajamos, estamos a tu disposición, cuándo quieras hablamos.