Supongo que, por mi profesión en el mundo de la formación desde hace muchos años, siempre me gusta estar atento a lo que puedo aprender.
La semana pasada llevé la moto al taller, como ya tengo una cierta edad reconozco que llevo montando en motos más de 30 años, y fui a mi taller, que por cierto es el mismo desde hace aproximadamente 20, para un cambio de aceite y poco más.
El dueño del taller, Hugo es su nombre, me llamó al día siguiente y me dijo que había un problema en la dirección de la moto y que el presupuesto era bastante más alto. Como tengo plena confianza en él y su equipo, le dije que de acuerdo y que lo arreglase.
La sorpresa vino cuando recogí la moto. Me invitó a probarla porque la iba a notar distinta y vaya si la note distinta, me pareció incluso peligrosa. Tanto que le dije que algo no iba bien y que se diese una vuelta.
Su respuesta fue que ahora iba bien y antes mal y que me resultaba raro porque me había acostumbrado a que estaba mal pero ya me parecía normal. Por cierto de nuevo la confianza que tengo en él hizo que aceptará lo que me dijo sin dudar.
Y aquí llega el aprendizaje que quiero compartir. ¿Cuántas veces nos aferramos a lo que siempre hemos hecho, aunque no siempre sea la manera más eficiente, adecuada, correcta, inteligente, útil, etc. etc.?
En formación en SDS training, tenemos muchos ejemplos de clientes que una vez hecha una formación descubren que se podían hacer las cosas distintas. Sin ir más lejos, la semana pasada, en una formación en ventas en una importante empresa internacional de logística el equipo comercial de la oficina de Barcelona descubrió que con un cambio de paradigma en los comerciales tenían la posibilidad de desbloquear ventas que no salían y no sabían por qué. Y ocurrió.
Esto pasa también en otras muchas áreas, ofimática y cómo hacemos un cierto análisis de datos usando alguna herramienta de Excel que no conocemos, o en Gestión del tiempo, aplicando algunas habilidades nuevas que dábamos por imposible, o en Negociación aplicando algunas habilidades sociales en la negociación que no usábamos, o con esos clientes que siempre nos dan “disgustos” con sus exigencias y a los que respondemos igual y acaban más enfadados…y así muchas más.
En fin, la formación sirve para igual que el dueño del taller me dijo, “es que ahora va bien y simplemente estabas acostumbrado”, para cambiar lo que no estamos haciendo bien y hacerlo de manera que el resultado, tanto económico como de otras índoles, sea mejor.
¿Has pensado ya a qué puedes estar acostumbrado y que realmente podría hacerse mejor? Si quieres te acompañamos en la solución.