Más de una vez hemos dicho que la formación tiene un objetivo fundamental, que es adquirir o desarrollar habilidades aplicables al día a día de trabajo que faciliten alcanzar los objetivos previstos.
Además, y también lo hemos reflejado en algunas ocasiones en este mismo espacio, la formación en las empresas tiene algunos otros beneficios colaterales que no debemos despreciar ya que, si bien no repercuten en la cuenta de resultados de manera evidente, lo pueden hacer de otras maneras, como por ejemplo la motivación, la puesta en común de opiniones y visiones de negocio, el team building, o la aparición de nuevos enfoques.
Pues bien, el viernes pasado, después de una sesión de formación presencial in Company de Gestión del tiempo, la persona responsable de la empresa me dice, “la verdad es que ha estado muy bien, ha sido muy interesante, y seguro que aplicaremos muchas cosas de las que hemos trabajado en la sesión, pero lo mejor, lo mejor ha sido volver a estar juntos, hacía mucho que no hacíamos algo así y además lo hemos pasado muy bien”.
Lo primero que pensé es “me temo que ese no es el objetivo, pero al menos está contento”, pero luego me di cuenta de la verdadera dimensión del comentario de mi cliente. Lo que en realidad está diciendo es que, después de todo lo vivido, con muchos meses en los que apenas se han compartido espacios, risas, tensiones, tiempo, etc. etc. por fin el viernes pudimos disfrutar de algo tan sencillo como estar juntos, charlar, aprender, vernos, etc. Y, además de todo ello, han aprendido herramientas útiles para gestionar su tiempo, ¿qué más se puede pedir?
Qué buen comentario esté y qué alegría haber compartido con ellos este tiempo. De las enseñanzas del COVID-19, nos quedará entre otras cosas el valorar lo que antes parecía normal y no nos dábamos cuenta de lo maravilloso que es, estar juntos.
Cuando quieras nos juntamos.