Durante los días de confinamiento algunas empresas, a las que por cierto, queremos felicitar por su visión a largo plazo, han aprovechado para realizar por medio de vídeo conferencias, pequeñas formaciones o webinars con los que además de mantener activos a sus trabajadores les ha mandado el importantísimo mensaje de “te apreciamos, y te vamos a necesitar para lo que está por llegar”.
En una de ellas participó mi mujer, el tema era potenciando tu influencia dentro de un programa de desarrollo del liderazgo, por lo que me contó, al acabar la formadora, de una reconocidísima escuela de formación para directivos y profesionales, era una excelente comunicadora pero no terminó de convencerla ni a ella ni a la mayoría de sus compañeros.
Algunos decían que lo que ella trasmitió es antiguo. En mi opinión esta crítica no es acertada, todo lo que dijo esta formadora es simplemente cierto, y no es ni viejo ni moderno. Decir que algo, porque lo hayas oído ya alguna vez, es viejo es poco menos que absurdo, también la ley de la gravedad es antigua y no deja por ello de ser verdad.
Quizá, a lo que se refieran mi mujer y sus compañeros es, a que por una parte, esta formadora y en realidad otros muchos, parece que hablan de oídas. Ya lo hemos comentado en algún otro post pero como dice el refranero, “antes de ser fraile hay que ser monaguillo”. En el campo de la formación a profesionales no cabe otro camino que tener experiencia real en lo que estás impartiendo, e incluso mejor aún, tener actividad real en lo que estás impartiendo, de esta manera las posibilidades de aportar verdaderas soluciones y ayudar a los participantes a afrontar mejor su día a día de trabajo crece exponencialmente.
Por otra parte, el otro error que provoca esa sensación de sí me ha gustado la formación pero no sé qué decirte…, es que, si al salir no tienes verdaderos deseos de cambiar, sea un 15% de lo que haces y cómo lo haces o sea un 90%, pero cambiar, implementar nuevas actitudes en la atención al cliente, o nuevas estrategias de venta, o nuevas formas de comunicarte con tu equipo, o afrontar una negociación desde nuevos objetivos, o entender una presentación a clientes partiendo de un nuevo paradigma, etc. etc. Estos deseos de “hacer algo diferente” deben salir del participante en la formación, pero deben venir impulsados por los formadores y si no logras motivar y arrancar ese motor de cambio, puedes haber tenido unas sesiones excelentes pero quedarán en el baúl del olvido de los asistentes sin remedio.
En SDS training, por supuesto no siempre lo conseguimos, pero siempre nos esforzamos al máximo porque nuestro equipo de formadores, que tienen experiencia real profesional en las áreas que imparten, logre llegar más allá de la superficie y hagan que la persona que se encuentra participando en nuestras formaciones quiera y desee hacer cosas nuevas para crecer profesionalmente. Si quieres comprobarlo hablamos cómo podemos hacerlo, ¿has pensado ya en qué debe cambiar tu equipo para ser mejores en la situación que viene por delante?